Salté el obstáculo

Obstáculo o reto, como quieran llamarle. Lo cierto es que por fin logré dar el trago amargo que me alejaba un tanto más de graduarme: El Examen General Privado.

Aunque me retrase un poco en cuanto a la fecha en que me había propuesto hacer el privado, lo importante fue tomar la decisión, y créanme no fue cosa fácil ni mucho menos relajada. Las semanas anteriores estuvieron muy cargadas pero extrañamente no me sentía nervioso como yo hubiera creído que iba a estar en esa situación, por lo menos hasta que el examen ya estaba cerca.

El estrés era inversamente proporcional al número de días que quedaban para el examen. A medida que se acercaba la fecha, yo sentía que me hacían falta más cosas por estudiar, pero creo que esa situación siempre se hubiera dado así hubiera tenido más tiempo.

Tuve la suerte de que dos semanas antes del examen me hablaran de un Ingeniero que preparaba estudiantes para su examen privado. Lo contacte y empecé a ir a sus clases, que la verdad me parecieron excelentes, muy concentradas al objetivo principal. Realmente las clases fueron de una ayuda invaluable y de no haber ido, los resultados no hubieran sido tan satisfactorios.

El examen privado consta de tres días para evaluar cada una de las áreas. Cada día el examen escrito y práctico se debe realizar de 8 am a 6 pm, y el examen oral de 6 a 8 pm. Jornadas largas pero que en el estrés y el nerviosismo de terminar todo a tiempo y hacerlo bien, no se sienten.

Antes de realizar el privado, imaginaba que al darme la noticia de que lo había ganado iba sentir una felicidad absoluta, pero más que eso lo que sentí fue alivio de por fin haber terminado ese proceso tan tedioso y días y días de estudiar para algo que esperaba desde hace casi dos años.

Ahora que dispongo con un poco más de tiempo (un poco nada más) espero poder realizar tareas que había dejado de lado. Entre ellas, revivir este blog que había quedado olvidado.